Es imposible cerrar los ojos ante la evidencia de cambios dramáticos en el clima. En efecto, las estadísticas muestran que las temperaturas globales subirán aún más en las próximas décadas. Se calcula que este cambio va a tener consecuencias económicas, sociales y naturales de gran magnitud. De hecho, las olas de calor y las sequías ya son cada vez más frecuentes y las pérdidas agrícolas son una amenaza en todas las economías mundiales. Tal vez si nos tomara más cuidado de nuestro entorno, el hambre y la sed no estarían tan extendidas. Hay un conflicto en cuanto a la causa principal de este calimentamiento global. Yo diría que es la culpa del comportamiento de hombre.
Existe un consenso científico sobre los efectos de las emisiones de CO2 sobre la atmósfera; el cambio climático está ocasionado por un aumento de gases de efecto invernadero en la atmosfera. El CO2 es el principal culpable, consecuencia de la industrialización, la deforestación, la contaminación y la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas para producir energía. Desde la revolución industrial, con sus avances en la tecnología y el transporte, los seres humanos han estado vertiendo dióxido de carbono a la atmósfera mucho más rápido que las plantas y los océanos pueden absorberlo. No se puede negar el impacto del tráfico rodado, marino y aéreo sobre el medioambiente. Incluso las comunidades científicas coinciden; dejan muy claro que el cambio climático está provocado por nuestra utilización excesiva de los medios de transporte. Necesitamos alternativas para reducir esta contaminación. El problema es que muchas personas prefieren usar el coche a ir en bici o a pie. Todos tenemos un deber moral de cuidar nuestro planeta. Tenemos que unirnos para combatir este problema.